martes, 29 de noviembre de 2016

Por una industria naval argentina

En los países donde existe una industria naval con cierto grado de desarrollo, el cabotaje -carga, remolque, pesca, turismo, etc.-, se atiende con buques construidos en astilleros locales y tripulados por marinos del país.
La industria naval argentina pretende construir esos buques, porque somos capaces de hacerlo y porque sabemos que nuestra actividad genera trabajo de calidad, empleos altamente calificados con un promedio de sueldo más alto que la media del país, y desarrollo industrial que trasciende nuestro quehacer y posiciona la actividad para ganar mercados en el exterior.
Desde los astilleros argentinos deseamos trabajar en nuestra actividad y sin perder el norte fundamental: no queremos ser una carga para la Nación. Es mucho lo que el sector le puede aportar al país y poco lo que se solicita.
No buscamos privilegios ni prebendas, ni pretendemos que se cierre la importación de barcos, sólo ambicionamos competir en igualdad de condiciones y con economías equivalentes. La competencia implica similitud de reglas y escenarios. Un buque usado no es igual a uno nuevo.
Luego, nunca podremos desarrollarnos como industria naval cuando en el camino encontramos el muro de la importación indiscriminada de buques usados o la zancadilla del charteo eterno.

Compromiso

Es imposible pensar el desarrollo de una industria naval si no se cuenta con el acompañamiento de los armadores, génesis de nuestra tarea, quienes a su vez se verían beneficiados por la reedición de una curva de experiencia que permitirá afirmar idoneidad, rapidez en las entregas y costos más competitivos en los astilleros locales. Comprometemos nuestro esfuerzo, y esperamos lo mismo de nuestros clientes.
Cuatro remolcadores y cinco pesqueros nuevos botados en los dos últimos años en astilleros nacionales avalan la convocatoria.
La competencia que necesitamos es tan real que -en caso de materializarse nuestro planteo- astilleros de otros países estarán interesados en invertir en nuestro medio, ya sea por sí mismos o por integración con astilleros locales, uniones estas que generan un feedback muy provechoso. En síntesis, mayor trabajo para nuestra gente y aún mayor esfuerzo de quienes hoy estamos en la actividad, ya que deberíamos mejorar nuestras capacidades a efecto de no perder la carrera en el desafío que reclamamos.
Dos proyectos de Ley, uno de Industria Naval y otro de Marina Mercante obtuvieron media sanción en el Senado el 16 de Noviembre. La primera con escasa y la segunda con nula participación del sector industrial naval. Lamentablemente, una excelente posibilidad desaprovechada. Es inverosímil construir una norma equilibrada sin participación de todos los sectores involucrados. Leyes tan importantes y que hacen al trabajo de tanta gente deberían tener mayor trato y menor misterio.
En la Argentina existen cuatro Facultades dependientes de distintas universidades donde se forman profesionales para la ingeniería naval. El Estado aporta cuantiosos recursos para su formación. Lo mejor que puede pasar es que se capitalice esa inversión, que no sea un gasto, que los profesionales jóvenes que egresan no deban limitar su accionar laboral a presentar documentación ante las autoridades a fin de incorporar buques usados, y sí ejercer en plenitud su profesión con el diseño y construcción de embarcaciones de todo tipo en astilleros nacionales, y que la posibilidad de desarrollo profesional en el exterior sea sólo una elección, no una obligación.
El autor es presidente de TecnoPescaArgentina SA y vocal titular de la Federación de la Industria Naval Argentina.

Media sanción

El Senado aprobó por unanimidad un proyecto de ley que plantea beneficios impositivos para los armadores de buques, con el fin de favorecer el desarrollo de la marina mercante. La iniciativa, presentada por el senador de Proyecto Sur Fernando "Pino" Solanas, fue girado a la Cámara baja donde ya había presentado un proyecto similar el diputado del Bloque Justicialista Gustavo Martínez. Entre los objetivos figuran el fomento a la integración regional en las áreas de influencia de los ríos Paraguay y Paraná y el desarrollo y crecimiento sustentable de la flota mercante de bandera nacional, mediante el mejoramiento de su competitividad.
Se crea el Registro de Armadores Nacionales para ordenar un esquema de promoción fiscal.

LaNacion.com.ar

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