La herramienta nació como una alternativapara disminuir el riesgo en el comercio.
Uno de los mayores miedos de los productores a la
hora de exportar es la incertidumbre de no saber si el comprador que
está del otro lado de la frontera es confiable o no. Esa inquietud
también se ve incrementada cuando las transacciones son a través de
cuenta abierta, es decir, el vendedor envía la mercadería y acarrea con
los costos de operación antes que el pago por los productos se haga
efectivo. Para enfrentar estos riesgos, algunos financistas recomiendan
utilizar la herramienta de factoreo, que actúa como aseguradora y además
adelanta el pago de la mayor parte de la factura al productor.
Según
Peter Mulroy, secretario general de Factors Chain International (FCI),
la organización que nuclea a empresas de factoreo, la utilización de
esta forma de hace transacciones se duplicó en los últimos siete años.
"Tanto los bancos como los gobiernos comenzaron a incentivar la
utilización del servicio ya que disminuye los riesgos del comercio
internacional", dice.
El
factoreo tiene tres utilidades, según explica Marina Azzara, líder de
Factoring Internacional del banco Supervielle, única entidad en el país
que ofrece la prestación: "Primero es la cobertura crediticia que puede
ser asimilado a un seguro. Después, es una administrador de facturas: no
hay otro producto de cuenta abierta que provea el trámite de cobro. Y
la tercera es el pago por adelantado que se le hace al exportador, que
además se le da los fondos sobre una base no registrada, eso significa
que no afecta las líneas de crédito que tiene con el banco", comenta.
La
empresa de factoreo, o el banco que provee el servicio, cobra una
comisión por la transacción que es determinada por los riesgos de
operación: cantidad de volumen exportado, si el total de la facturación
depende una venta grande o de múltiples clientes, y si el comprador es
fiable o hay mucha desinformación alrededor de él, entre otras. Además,
el exportador debe pagar la tasa de interés por el préstamo que hace la
entidad al liquidar la mayor parte de la factura antes de la fecha de
pago.
"Se
cobra una comisión por todas las operaciones administrativa y por el
seguro de cobertura, más la tasa de interés, ya que estamos prestando
dinero con esta herramienta. Pero en general las tasas son similares a
lo que cobran las aseguradoras premium, teniendo en cuenta que en este caso estamos ofreciendo tres productos en uno", agrega Azzara.
Tiempo es dinero
Cuando
una pequeña y mediana empresa recién comienza a exportar, por lo
general, los márgenes de rentabilidad son acotados y la pyme necesita
liquidez para pagar a sus proveedores. Un de las ventaja de hacer
factoreo, según los especialista, es la posibilidad de acceder al dinero
antes de los 90 días que significa la fecha de pago de los compradores.
"El importador por lo general quiere tener el producto en la góndola
antes de pagarle al proveedor, y el exportador muchas veces necesita el
dinero rápido. El factoreo en esos casos funciona como una solución que
adelante el pago al vendedor, pero que al mismo tiempo cumple con el
plazo para exigir el pago al comprador", dice Mulroy.
Asimismo,
según explica, como tiempo es dinero, el proceso de análisis de
información y aprobación por parte del factoreo no dura más de diez
días. "Lo que tarda en corroborarse es sólo al comienzo; una vez que la
entidad ya conoce al cliente y a sus compradores, es cuando comienza a
darse todo más fluido. Es por eso también que las empresas alrededor del
mundo están más tiempo con una factoría que con el banco, porque
estamos más metidos en sus negocios, dándoles liquidez y tomando los
recibos", señala.
Si bien, a medida que se suceden las
transacciones el exportador comienza a confiar en su comprador y el
riesgo de incertidumbre por el pago disminuye, los especialistas en
factoreo aseguran que no hay que fiarse en un mundo tan dinámico: "Lo
que aprendimos en estos últimos años es que todo está cambiando muy
rápido, entonces alguien que era muy sólido cinco días atrás puede ser
muy débil en un mes. Hay que tener cuidado", dice Alberto Wyderka,
director de FCI para América latina
El factoreo se expandió en
1800 en los Estados Unidos cuando comenzó a desarrollarse el comercio de
algodón y había falta de información de los clientes. Si bien hoy en
día, con el acceso a Internet y la facilidad de comunicación,
pareciera ser más fácil investigar al cliente, aún los financistas
sostienen que no es del todo seguro. "Es lógico pensar que uno sabe todo
del otro porque lo buscó en la web, pero uno sabe todo con
respecto al área comercial: quién es, qué vende y a quién le vende. Pero
lo que es interno, si son fuertes, si son deudores, si pueden pagar la
compra que ordenaron y si son elegibles para tomar crédito,
desafortunadamente no lo sabemos", argumenta Wyderka.
Fuente: Lanacion.com.ar
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