La parálisis es lo que mejor define a las "firmas" de la Aduana.
El
organismo rector y recaudador del comercio exterior quedó sacudido tras
la suspensión de su director general, Juan José Gómez Centurión. No es
que la operatoria se frenó, ni mucho menos. Las investigaciones, por
caso, avanzan, y el intercambio de mercaderías sigue su paso. El
inconveniente son las demoras en las firmas. Muchas veces, determinadas
más por la política que por la técnica que, aunque hayan dado dictámenes
favorables, no pueden ir más allá del diagnóstico. Siempre, la
ejecución, es política.
Un caso particular es el de Zona Franca Santafecina, enclave que acarrea un historial de fracasos desde la década del 90.
Una
nueva oportunidad para el predio de Villa Constitución arrancó en 2010,
con la publicación de edictos que llamaron a licitación internacional.
En abril de 2011 se preadjudicó a la empresa Zofravilla, de PTP Group,
holding nacional especializado en operaciones logísticas y
administración de terminales portuarias en la Argentina, Uruguay y
Paraguay. En 2013 se adjudicó, y se firmó el contrato de concesión en
2014, cuando se tomó posesión del inmueble. El cronograma de obras
ordenaba trabajos por 18 meses. Se finalizaron en 11 meses. En octubre
de 2015, finalizadas las obras, la provincia comenzó a gestionar la
habilitación comercial de la zona franca. El periplo arrancó entonces,
en noviembre de 2015, más precisamente.
Los
expedientes comenzaron a deambular del Ministerio de Producción (actual
órgano de aplicación de zonas francas) a la Aduana que lo giró, ida y
vuelta, por instancias internas. En el medio, se creó la región aduanera
Hidrovía, de la que pasó a depender la zona, abandonando así la
circunscripción de Interior.
La Aduana, en rigor, ya verificó que
las obras se ajusten al contrato y que se cumplan todas los requisitos
normativos, de seguridad y control de un enclave de estas
características. Luego lo contraverificó la nueva administración, en
marzo pasado.
Zona
Franca Santafecina tendrá un perfil industrial, para el agregado de
valor, al tiempo que admitirá operaciones comerciales. Por su ubicación
geográfica, la primera unidad de negocios se centrará en la
concentración de cargas generales, como zona de distribución
internacional y con servicio de operaciones logísticas asociado. Cuando
consolide esta operatoria, podrá avanzar hacia procesos fabriles de
transformación.
Los US$ 8 millones de dólares invertidos, en una
zona que sufre el desempleo y las suspensiones de Acindar y Siderar,
están en suspenso operativo hace 6 meses. Las cintas aguardan algún
interesado en cortarlas.
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