Una empresa del grupo Meridian resultó preadjudicada; pero el concurso fue denunciado e impugnado por irregularidades en el pliego ante Enarsa y la Oficina Anticorrupción; también se promovió un recurso de amparo y una cautelar.
Energía Argentina SA (Enarsa) licitó los servicios de
remolcadores para asistir el ingreso en Bahía Blanca y Escobar de los
buques metaneros cargados de gas natural licuado (GNL) para abastecer la
demanda energética.
Trabajaron
en el llamado a licitación los ministerios de Energía y de Transporte.
El titular de esta última cartera, Guillermo Dietrich, celebró la
preadjudicación a la firma Logística y Servicios Marítimos, empresa del
grupo Marítima Meridian, de los ocho remolcadores que prestarán
servicio, y que permitieron una reducción del orden del 36% de "costos
logísticos".
Meridian, de Jorge Samarin, fue la agencia naviera
elegida por YPF y Enarsa -por nominación directa- para el ingreso de los
buques regasificadores (2008 en Bahía Blanca, 2011 en Escobar).
También, fue designada por la totalidad de los armadores de buques
metaneros entre 2008 y 2014 (aproximadamente 300) por sugerencia de YPF y
En los últimos dos años, se abandonó la nominación directa y se pasó a la licitación. Meridian sólo conservó Bahía Blanca.
La
licitación actual fue denunciada por un grupo de empresas y cámaras de
practicaje, de la industria naval y de gremios navales tanto ante Hugo
Balboa, presidente de Enarsa, como ante Laura Alonso, titular de la
Oficina Anticorrupción. Quien encabezó la ofensiva fue el empresario
Miguel Doñate, de la firma Servicios Marítimos.
Luego,
sobrevino la impugnación y la presentación de cautelares y recursos de
amparo por parte de la empresa de remolques Trans Ona, que quedó segunda
en la licitación, luego de un desempate.
La Nacion contactó a Doñate, quien aportó la denuncia original, luego una ampliación de la misma y explicó en on the record
las maniobras por las que responsabiliza a Marítima Meridian de los
sobrecostos abusivos que representó para el país la operación de
importación de energía, para así informar al Gobierno quién es el
protagonista de esta licitación.
En tanto, Logística y Servicios Marítimos rechazó -en off the record- absolutamente todas las denuncias.
El contexto
La
raíz de este conflicto es una guerra abierta entre empresas privadas,
que enfrenta a los servicios de practicaje y de remolques, por un lado,
con la empresa Marítima Meridian, por el otro.
Meridian operó sin
competencia durante seis años. Pero cuando advirtió que los servicios de
prácticos y de remolques cambiaron las condiciones de prestación del
servicio (alterando las bonificaciones o exigiendo pagos por adelantado)
recurrió a la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia y denunció
la cartelización del pool de remolques y la extorsión del practicaje. Arrancaba así una batalla de represalias que dura hasta el día de hoy.
La denuncia
"Marítima
Meridian arrancó en 2008 con Enarsa y tuvo responsabilidad hasta 2014
en la organización, contratación y estructuración de costos para el
ingreso de los buques regasificadores", destacó Doñate.
Meridian
rechazó ante Enarsa tal afirmación y destacó que no existe constancia
que dé cuenta de una relación comercial con Enarsa o de representación.
No obstante, desde Logística y Servicios Marítimos reconocieron a La
Nacion que fueron responsables ante la Aduana y la Prefectura para dar
inicio operativo al ingreso de estos buques, y que por sugerencia de
compañía Mega, YPF los nombró agentes del primer regasificador que llegó
a Bahía Blanca en 2008. Luego, por sugerencia de Enarsa -que no
negaron- los armadores internacionales eligieron siempre a Meridian como
agente marítimo para el ingreso de los metaneros.
La primera
denuncia radicada en sede de Enarsa y la Oficina Anticorrupción da
cuenta, incluso, de maniobras fraudulentas que involucraban tanto a
Enarsa como a Meridian con el Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU),
actualmente intervenido. Allí se dice que Meridian firmó en
representación de Enarsa un convenio con la Fundación Azul del SOMU
para el pago de la capacitación de la tripulación (que nunca se
embarcaría porque los regasificadores no contaban con la capacidad
necesaria para tal tripulación). Lo grave era que la factura estaba
emitida por la empresa San Jorge Marítima, de Suárez, y fue pagada por
Marítima Meridian.
En respuesta, esta empresa sostuvo todo movimiento se hacía bajo la autorización de Enarsa.
"Meridian
pagaba como agente los servicios de remolque, practicaje, amarre y
demás, y luego recibía devoluciones mediante notas de crédito. Exigía
hasta tres notas de crédito para ocultar parte o la totalidad de las
bonificaciones. Estas bonificaciones variaban entre un 20 y un 50 por
ciento de lo que pagaba Enarsa y/o los armadores de los gaseros",
explicó Doñate.
Y continuó: "Al poco tiempo que los armadores
extranjeros empezaron a operar en la Argentina se vieron sorprendidos
por los extracostos, y firmaron un convenio con Enarsa en el que ésta
les reconocía toda suma que superase los 60 u 80 mil dólares. Cuando
Meridian mandaba la proforma por varias veces ese valor, el armador
-que no tenía que pagarla- la aprobaba y Enarsa la cancelaba,
participando así en la generación de un sobrecosto . Meridian fue
partícipe necesario", manifestó.
Ampliación
Doñate brindó
más precisiones y decidió ampliar la denuncia. Presentó facturas y notas
de crédito correspondientes, mails, instrucciones y contratos
celebrados para una operación puntual, para así jsutificar su argumento:
el buque Excel, operado por Morgan Stanley y agenciado por Meridian en
Escobar en 2011.
"Meridian manda una proforma a Morgan Stanley por
el ingreso del Excel por casi 600.000 dólares. En el acuerdo con Enarsa
se señala que el armador sólo pagaría US$ 60.000 por todo concepto y
que el excedente lo pagaría Enarsa. Pero Morgan Stanley le paga a
Meridian los US$ 600.000 y luego le exige a Enarsa que le transfiera el
diferencial, o sea los US$ 540.000. Y Enarsa le paga", detalló Doñate.
"Luego
-continuó- Meridian ingresa las divisas para pagar los servicios
locales, pero deducidas las bonificaciones. Sólo en el caso del buque
Excel, en 2011, Meridian le costó a Enarsa más de US$ 150 mil. Meridian
operó por 6 años sin revisiones, auditorías ni competencia", destacó
Doñate.
Desde Logística y Servicios Marítimos señalaron que "es
muy común" que las empresas compartan gastos portuarios. En este caso,
dijeron, "es habitual" que el armador pague sólo US$ 60.000 y Enarsa el
resto. "Es un acuerdo comercial entre ellos que se conoce como cap (tope) y se pacta también en el transporte de granos", ampliaron.
Consultado
por La Nacion, un reconocido abogado especializado en derecho marítimo
expresó: "No es común, pero no hay impedimento legal. Pero en buques
graneleros no existe", dijo.
Sobre las bonificaciones, desde el
entorno de Samarin manifestaron que "en general se trasladan" pero que
siempre depende del volumen operado con cada cliente. No habría sido el
caso de Morgan Stanley.
"Todo el resto de las bonificaciones se
las pasamos a Enarsa", dijeron en Logística y Servicios Marítimos
mientras mostraban las facturas y un voucher que daba cuenta del total
de bonificaciones trasladadas. Las notas de crédito, no obstante, no
aparecían. Prometieron enviarlas por correo electrónico, pero al cierre
de esta edición no habían llegado.
Desde Logística y Servicios
Marítimos protestan que las denuncias que recaen sobre esta licitación
son efectuadas por las empresas "que cartelizaron" el servicio de
practicaje, denunciadas por Meridian oportunamente en Defensa de la
Competencia.
Doñate no participó de la licitación del servicio de
remolques encarada por Enarsa, pero indudablemente se manifestó
públicamente en contra. Lo mismo hicieron la Cámara de Practicaje, la
Cámara de Lanchas de Prácticos, la Cámara Santafesina de la Industria
Naval y la Mesa de la Unión Naviera, así como también el Sindicato de
Obreros Navales (SAON).
El argumento de la industria naval no es
para minimizar: si la Argentina tiene capacidad para construir algo, eso
son remolcadores. Logística y Servicios Marítimos pagará a razón de 5
millones de dólares por importar estos remolcadores usados. Uno nuevo,
construido en la Argenitna, cuesta 6 millones, dijeron en la empresa
ganadora.
El rechazo se amplió a empresas que participan
activamente en la construcción naval, como Abadía del Mar, que ocupa las
gradas de Astilleros Río Santiago, manteniendo activos a más de 3000
empleados del polo naval.
Consultado Doñate de por qué el
particular interés en frenar la licitación, la respuesta fue: "Porque
hay que terminar con la corrupción".
Fuentes cercanas a Samarin
desestiman la denuncia. Hablan de que esto es una represalia "de los
carteles y monopolios que manejan a su antojo las tarifas de practicaje y
remolques, que perjudicaron a Meridian en el pasado".
Curiosamente, en el entorno de Meridian hablan de tres grandes costos : hidrovía, practicaje y remolques.
Son,
en rigor, los tres pilares que el subsecretario de Puertos y Vías
Navegables, Jorge Metz, pretende atacar porque los considera
responsables de la falta de competitividad del sistema argentino.
-¿No le parece coincidente que el planteo que hace Metz sea tan similar al que realizan ustedes?, preguntó La Nacion a una fuente de Logística y Servicios Marítimos.
-Si, nosotros le dimos letra.
Poco después se corrigió: "Nos consultaron cómo veíamos el sistema y le respondimos eso", indicaron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario