El proyecto para reformar el sistema está en el Congreso desde noviembre de 2016 sin tener en cuenta que se trata de un artífice ineludible para generar alternativas de financiamiento.
Desde el punto de vista del crecimiento, los países
se desarrollan a partir de instituciones sanas y sólidas, en términos
jurídicos y económicos, que promuevan que la población ahorre e
invierta.
El mercado de capitales es, sin duda, uno de los
mecanismos de propagación de dicho proceso de crecimiento. Y, en efecto,
no le debe faltar a un país.
Ahora cuidado, ese mercado de capitales es, al mismo tiempo, un buen reflejo de nuestro país.
Hace
pocos días se realizó en Buenos Aires el IV Congreso Argentino en
Mercado de Capitales, bajo el lema "Integración, Federalización y
Educación, pilares del Nuevo Mercado de Capitales Argentino". Quiero
compartir algunas cuestiones clave que se discutieron al respecto en
dicho encuentro.
El
programa esperaba debatir las reformas a la ley de mercado de capitales
(cuyo proyecto ingresó al Congreso en noviembre de 2016).
Chicanas legislativas
Al
momento, se traspapeló en los tiempos y chicanas del legislativo. Se
hablaba también de un proyecto del Poder Ejecutivo de tratar las
reformas mediante un decreto de necesidad y urgencia (DNU).
Al
margen de mezquindades políticas, para la Argentina es tiempo de
integración y maduración, de ser capaces de reconocer que es un momento
importante para nuestro país en materia de mercado de capitales, ya que
éste es artífice ineludible para dar lugar a diversas alternativas de
financiamiento para las tan necesarias inversiones.
Así las cosas,
con la creación del BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos) y su reciente
lanzamiento a oferta pública de las acciones, estrenamos un nuevo
mercado.
BYMA nace y se integra con la Caja de Valores, la Bolsa
de Valores y el Mercado de Valores (Merval) bajo el argumento de que un
mercado de escaso volumen y fragmentado carece de eficiencia. Aún así,
hoy nuestra plaza quedó conformada con cinco mercados: BYMA, Matba,
Rofex, MAV y MAE.
Uno de los ejes centrales en materia de
integración es la necesidad de que la Argentina pueda repatriar su
mercado de capitales, que no opera en nuestro país sino en Nueva York.
Armonización de estándares
Se
trata de la tan deseada integración regional e internacional, y la
armonización de estándares regulatorios de donde se pueden tomar las
mejores prácticas del exterior, a la espera de entender que la situación
de parálisis afecta al crecimiento del mercado argentino.
Las
empresas al momento de emitir se enfrentan a volúmenes muy bajos y
volatilidad con niveles de riesgo tan amplios que quedan fuera de la
selección de inversión de muchos fondos.
A modo de termómetro, se percibe que los inversores en equity muestran
dudas en cuanto a si los cambios en la Argentina tienen la profundidad
necesaria o no. Y también en cuanto a qué modelo de país queremos los
argentinos.
Por ahora, todo parece estar atento y a la espera de las próximas elecciones.
Hay
un reciente dato importante: la Argentina no aplicó a la categoría de
mercado emergente, con válidas razones que explicitó Morgan Stanley:
"Hace falta más tiempo para ver si estos cambios se mantienen hasta ser
considerados irreversibles".
Podríamos pensar por qué se generó
tanta sorpresa al respecto, es evidente que preferimos creer en
espejismos. Los tímidos cambios en el mercado argentino no convencen, la
calificación más baja nos dice que seguimos sin ser creíbles, aún hay
mucho que trabajar. No están dadas las condiciones de confianza,
seguridad jurídica y credibilidad a largo plazo.
Perder el tiempo
¿Qué
se pierde cuando se pierde el tiempo? Sencillamente se pierden
oportunidades que no se recuperan. Hay una carencia para llevar adelante
estos procesos.
En rigor el "hubiera?" lamentablemente no existe.
Nuestra
próxima fecha, de ser, será en 2018, condicionada a la realización de
cambios verdaderos con las reformas y mejoras necesarias, además de
demostrar estar convencidos de ese camino.
En este caso podrían
habilitarnos recién para 2019. Nuevamente estamos frente a un proceso de
disociación entre nuestra realidad y el camino que toman nuestros pares
regionales, que cumplimentan los estándares y directrices
internacionales.
La integración e interconexión es un camino, pero no es suficiente para que tengamos un mercado en vías de desarrollo.
Un
mercado próspero requiere de instituciones, de inversores
institucionales, de niveles de riesgo competitivos, así como que los
beneficios lleguen a los inversores finales.
Hoy se debe trabajar
muy duro y con firmeza a fin de salir de la frontera y emerger. De lo
contrario tendremos un mercado que está pero no cumple su función.
Fuente: LaNacion.com.ar
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