Luego de un año de transición económica, las pequeñas y medianas empresas redefinen sus roles; qué necesitan para generar valor agregadoen las cadenas productivas; el papel de la innovación y el peso de China.
Las pymes son la columna vertebral del país. Son las
que más trabajadores emplean y son las proveedoras de productos y
servicios de las grandes empresas. Por lo tanto su rol en el nuevo
escenario nacional e internacional es clave: ante la necesidad de la
Argentina de ganar competitividad y lograr diferenciación para una
inserción inteligente al mundo, es fundamental que las pequeñas y
medianas empresas creen valor agregado en todas las cadenas de
producción.
En la Argentina existen 80.653 pymes (empresas que
emplean entre 10 y 200 trabajadores), de las cuales 35.228 son de
servicios; 25.156, comerciales, y 20.269, manufactureras, según datos de
la Fundación Observatorio Pyme (FOP). Entre los tres sectores generan
el 44% de la riqueza del país y el 51% de los puestos de trabajo.
"Las
pymes son un engranaje crucial en la competitividad de los países: al
ser más chicas tienen una mayor flexibilidad para adaptarse a las
exigencias de la demanda, para innovar con nuevas tecnologías y crear
productos más eficientes", dijo Miguel Acevedo, ex presidente de la FOP,
en la conferencia anual del organismo.
Números en caída
Sin embargo, entre 2011 y 2016, la cantidad
de pequeñas y medianas empresas prácticamente no creció; las pymes
apenas representan un 14% de las instituciones económicas del país.
Asimismo, la densidad de compañías en la Argentina es de dos a tres
veces menor que el promedio de los países desarrollados: mientras que en
el país existen 27 empresas cada 1000 habitantes, en Chile se crean 58,
en Italia se registran 63, en Corea del Sur 66 y en Australia 88.
Además,
las pymes sufrieron una caída de la producción y el empleo entre 2012 y
2014 y luego de una leve recuperación el año pasado, 2016 comenzó con
dos trimestres en caída.
A pesar de que el año cerrará con una
contracción, el índice de confianza empresarial, que mide FOP, sigue en
constante crecimiento: según dice la Fundación, mientras que la
situación de las pymes empeora, las expectativas futuras mejoran o no
caen. Al momento, los dueños de pequeñas y medianas empresas mantienen
el optimismo de que en 2017, con una inflación en baja y la reactivación
del consumo, la rentabilidad será positiva.
Escollos a superar
China,
que en los últimos 20 años invirtió más en la región que el Banco
Mundial, la CAF y el Banco Interamericano de Desarrollo, está cambiando
la naturaleza de su relación comercial e industrial con el exterior: "El
gigante asiático sabe que el crecimiento de una economía basada en mano
de obra rural barata no es infinito; por eso se preocupó en generar más
inversión, más innovación y más valor agregado. El gran interrogante es
cómo se posicionan las economías de América latina ante este cambio
estructural", señaló Mario Pezzini, director del Centro de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Para
el economista italiano, la región tiene una oportunidad de crecimiento
muy fuerte pero distinta a como creció en los últimos años. "Ante estos
cambios internacionales que se están dando, ¿las pymes latinoamericanas
se van a posicionar como productoras de bienes estandarizados de bajo
precio, que China ya no hará más, y que en el futuro serán reemplazados
por la automatización? Al contrario, creo que se tienen que transformar
en la pyme innovadora, que se especializa y es complementaria de otras,
de manera que al final tenemos grandes empresas sin un techo", sugirió.
Sin
embargo, en materia de exportación, en los últimos cinco años, la
cantidad de pymes industriales que venden sus productos al exterior cayó
40% y los volúmenes de ventas internacional disminuyeron de 22% en 2010
a 14% el año pasado. Del sector manufacturero pyme, la maquinaria y
equipo, los químicos, los materiales y aparatos eléctricos y los
autopartes, son las industrias que aún mantienen la condición de
exportadores; mientras que, los alimentos y bebidas, textiles,
confecciones, cuero y calzado, y muebles, son los sectores que más
sufrieron la apreciación cambiaria.
Déficit geográfico
"En
el norte argentino tenemos un sobrecosto por localización, el costo del
flete es muy caro: llevar granos desde el núcleo productivo de Salta a
Rosario es prácticamente lo mismo que llevarlo del puerto a Estambul",
dijo el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey.
Luego de elogiar
el Plan Belgrano, el proyecto de infraestructura vial, ferroviaria y
aerocomercial que puso en marcha el gobierno nacional para integrar
productivamente a las provincias del Norte, el también ex diputado
nacional indicó que la región necesita aceleradores que le den más
productividad: "En la Argentina siempre buscamos ser competitivos a
través del costo laboral o de la política monetaria. Llegó el momento de
innovar con otras cosas también: en energía, transporte y nuevas
tecnología, por ejemplo".
La diferencia de costos que hay en las
distintas regiones se ve reflejada en la alta correlación que existe
entre densidad empresarial y nivel de desarrollo territorial: en el
centro del país, donde hay ciudades más prósperas, se generan más
cantidad de pymes cada 1000 habitantes.
"La pyme, como es chica,
no produce todos sus insumos: compra mucho a otras empresas. Por lo
general, tampoco busca sus insumos muy lejos territorialmente. Si la
calidad de las compañías cercanas es buena, el producto final de la pyme
va a ser bueno. Por lo tanto un factor de competitividad de la empresa
es el entorno local donde está. Sin embargo, la desigualdad territorial
en América latina es un de las más altas en el mundo, superando a China,
a Turquía y a todos los países desarrollados", sostuvo Pezzini.
Récord fiscal
La
Argentina también sufre una de las presiones fiscales más altas del
mundo, siendo casi tres veces superior a la registrada en Alemania y
cinco veces mayor a la carga tributaria que hay en Chile, según datos
oficiales del Plan Productivo Nacional.
"Necesitamos bajar la
carga fiscal, sobre todo para aquellas regiones que tienen más problemas
de natalidad empresarial", expresó Vicente Donato. El doctor en
economía también hizo hincapié en los problemas que tiene el país para
reclutar mano de obra, competencia técnica y trabajadores de recursos
humanos universitarios: "Tenemos mucha gente que entra en la universidad
pero pocos graduados", deslizó.
El deteriorado sistema
financiero, producto de la inflación, es otro elemento que impactó
negativamente en el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, y
en la creación de nuevas: al no haber una unidad de cuenta fuerte y
creíble, es casi imposible la estipulación de contratos crediticios a
mediano y largo plazo, que a la vez limita el incremento de la capacidad
productiva de las pymes. El sistema bancario en el país representa
solamente el 13% del PBI, mientras que en Brasil es el 62% y en Chile el
73%.
Fuente:Lanacion.com.ar
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