Tal como pasa en Brasil y Chile, la formulaciónde la estrategia comercial debe ser liderada por el Ministerio de Relaciones Internacionales; definir sectores y países.
La estrategia comercial argentina se asemeja a un
concierto disonante de expresiones de deseos, lamentablemente truncos,
que se interpreta ante un teatro internacional con naciones dispuestas a
defender sus intereses comerciales de manera no siempre armónica. En
ese complejo contexto es importante establecer una estrategia comercial
hiperrealista que esté a su vez asociada a una visión de desarrollo
explícita e inclusiva para aprovechar las oportunidades que aún ofrece
el mundo. A su vez, en lo comercial, la Cancillería se convirtió en la
gran editora de las acciones de otros miembros del Estado.
Ante
muestras de interés en un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos,
la canciller Malcorra aclaró que es una meta aspiracional. Ante la
voluntad de llegar a un acuerdo Mercosur-Unión Europea, manifestó su
temor a que se convierta en una oportunidad perdida. A eso se suma la
ley de autopartes, donde la Cancillería notó su incompatibilidad con
reglas de la OMC.
El ministerio debe editar también a la embajada
china, que afirma que no se compró aceite de soja argentino este año por
ser más barato en Brasil. Se cree que eso no es correcto y que se lo
usa para presionar por el reconocimiento de China como economía de
mercado ante la OMC.
De editora a protagonista
La
Cancillería debe dejar de ser la gran editora para convertirse en la
gran protagonista en comercio internacional. Malcorra mencionó que ésta
debe actuar como el canal de distribución para las acciones comerciales.
Pero no debe hacerlo como un canal inerte, sino que debe asegurar que
su conocimiento técnico, experiencia práctica y memoria institucional
sean aprovechadas al máximo, mostrar más liderazgo en la formulación e
implementación de la estrategia comercial, como pasa en Chile y Brasil.
Si
desde una estrategia de horizontes diversos, la Argentina debe tener
relacionamientos comerciales con el mayor número de naciones, algunos
horizontes, como EE.UU. y la UE, se dificultan. Otros, como el chino,
causan desequilibrios y desarmonías no sencillas de resolver. Es vital
asegurar que la relación comercial con la UE y con EE.UU. no se
deteriore, y se mantenga en los mismos parámetros.
Respecto
de China se plantea un desafío profundo, que es analizar en forma
hiperrealista el futuro de nuestra relación comercial y su potencial
contribución al desarrollo a partir del notable y creciente
desequilibrio comercial. Ante este escenario, hay que acelerar el
desarrollo de otros mercados con potencial de crecimiento, para los
sectores productivos con competitividad global.
Sumado a esto,
nuestra Cancillería debe apoyar mediante sus embajadas y consulados la
expansión de los sectores productivos con competitividad global, no
basadas en materias primas. Estos son los que poseen un alto nivel de
conocimiento técnico (biotecnología, tubos de acero sin costura) o un
alto nivel de creatividad y/o diferenciación (servicios creativos,
software, turismo). Esto requerirá un esfuerzo importante para
identificar nichos y oportunidades en los respectivos mercados, y
entender con exactitud cuál es la oferta exportadora.
Mirar a Brasil
Para
los sectores competitivos a nivel regional hay que prepararse y
aprovechar la recuperación de Brasil y mientras acelerar acuerdos
específicos con la Alianza del Pacífico. Estos sectores incluyen el
automotriz, bienes industriales de mediana complejidad, agroquímicos,
plásticos y farmacéutica, entre otros.
Es crítico entender la
importancia de la innovación, el precio y la diferenciación, y también
identificar nuevos nichos y comprender con exactitud nuestra oferta
exportadora actual y potencial. Mientras se aproxima la mejoría
brasileña hay que avanzar en la concreción o mejoras de acuerdos de
cooperación económica con Chile, Perú, Colombia y México. que pueden ser
por país y por sector.
Para acelerar este esfuerzo exportador
será necesario materializar mejoras en la competitividad sistémica y
transversal del país, con foco en la infraestructura exportadora y en la
reducción de impuestos distorsivos. Si estos factores son importantes
para los sectores con competitividad global, se convierten en decisivos
para los sectores con competitividad regional.
Sin duda, el tipo
de cambio también tiene un rol crucial que debe ser evaluado al diseñar
una visión de desarrollo sustentable. A su vez, hay que diseñar un
sistema inteligente de reintegros y financiamiento a exportaciones
regionales y globales que las potencien como instrumentos de desarrollo.
Contexto complejo
Dado
el complejo contexto internacional, habrá que tener un especial cuidado
con los sectores que compiten sólo a nivel nacional, actuando con un timing
y una secuencia de decisiones de gran precisión. Estos sectores (bienes
industriales de baja calidad, calzado y marroquinería, linea blanca y
marrón, electrónica, textil-baja calidad), deben transformarse e
identificar los segmentos donde pueden competir regionalmente. Un
ejemplo se da en línea blanca, con potencial de exportar lavarropas de
tambor horizontal.
Por otra parte, el Gobierno reducirá la
protección al sector electrónico. Si bien esto es lógico, sería prudente
no expandir estas acciones sin que los sectores competitivos a nivel
regional o global pudieran absorber la mano de obra calificada
desplazada.
En cuanto a la balanza comercial, el foco en las
geografías mencionadas para los diferentes sectores productivos, es
vital para balancear a los mercados con los que en general mantenemos
déficits: EE.UU., la UE, China, Brasil y México. Los superavitarios
incluyen a Chile, Perú, Colombia, Canadá, Asean, India, Medio Oriente y
África.
Las prioridades geográficas mencionadas para sectores con
competitividad global y regional junto a un mayor protagonismo de la
Cancillería contribuirán decididamente a la formulación e
implementación de una estrategia comercial hiperrealista.
Recursos naturales
Para
los sectores con alto nivel de recursos naturales (como agro, ganadería
y pesca, y agroindustria), es vital desarrollar el mercado indio y el
de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), que muestran
crecimientos rápidos. Hay que enfocarse en bienes intermedios y
terminados, y acelerar acercamientos comerciales e institucionales. Se
deben explotar oportunidades en el Medio Oriente (importador de
alimentos) e identificar mercados en África. La labor que desarrolla el
Ministerio de Agroindustria en este campo es muy positivo. En minería,
se deben fortalecer las exportaciones a China (litio, oro, plata y
potencialmente, cobre) y a Canadá (oro).
Fuente: LaNacion.com.ar
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