Este año, nuestro país será sede de la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio, y también recibirá varias cumbres internacionales; en todas, la crisis europea y la futuras políticas comerciales de Donald Trump serán temas centrales.
Cuando la Argentina se ofreció como sede, ¡el salón
se iluminó! Todos los ministros presentes sonrieron". Así relata Keith
Rockwell, vocero de la Organización Mundial de Comercio (OMC), el
momento en que el gobierno argentino propuso, durante una reunión en
París en junio último, que la próxima conferencia ministerial de la OMC
(su espacio de decisión más importante) se haga en Buenos Aires.
El
esperado encuentro ya tiene fecha y lugar: será en diciembre próximo y
traerá a los ministros de Comercio y de Relaciones Exteriores de los 164
países que integran la OMC, coronando una serie de tres cumbres que se
harán en Buenos Aires durante 2017. Los otros dos serán la Conferencia
de la Unión Internacional de Telecomunicaciones y la Conferencia Mundial
sobre Trabajo Infantil de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT).
En total se espera la presencia de más de 15.000
autoridades, asesores y periodistas; "una vidriera fenomenal para la
Argentina", define el embajador Marcelo Cima, representante argentino
ante la OMC, UIT y OIT. Paradojas de la Historia, los ministros
extranjeros participantes de la conferencia de la OMC serán recibidos en
el Centro Cultural que lleva el apellido del presidente argentino que
más desafió al organismo. Ahí también se harán los eventos paralelos
(académicos, empresariales, y de ONG). La ceremonia inaugural será en el
renovado Centro de Exposiciones de la ciudad, y la conferencia en sí en
el hotel Hilton de Puerto Madero.
Aunque
el temario de la conferencia de la OMC todavía está por establecerse,
el evento reflejará el nuevo escenario mundial que empezará a tomar
forma cuando Donald Trump se mude a la Casa Blanca, pero que ya viene
sacudido por el Brexit y por la crisis europea. Para Félix Peña, de la
Fundación ICBC, "en diciembre seguirá predominando un ambiente de
confusión e incertidumbre, al menos respecto del futuro de la gobernanza
comercial global".
Los optimistas esperan que la voluntad de
Trump de cancelar la negociación de los "mega-acuerdos" vuelva a
posicionar a la OMC como el sitio indicado para estas discusiones. Como
dice el embajador Cima, "algunos tienen mucha esperanza en que se
revitalice el sistema multilateral".
En
ese marco, el economista Roberto Bouzas, rector de la Universidad de
San Andrés, considera que la OMC podría jugar un rol que hasta ahora ha
recibido poca atención: "Comúnmente se piensa que es una institución
dedicada a liberalizar el comercio. En parte por esa razón, el
estancamiento de la Ronda Doha dio lugar a una percepción de pérdida de
relevancia. Sin embargo, la OMC tiene un rol igual o más importante:
contener los riesgos de guerras comerciales y el aumento del
proteccionismo. Este otro papel de la OMC puede volver a ponerla en un
rol más central del que ha tenido en el contexto de la retórica de la
liberalización continua. La próxima reunión ministerial puede ser una
buena ocasión para ponerlo en evidencia."
En un plano más
político, Félix Peña señala tres desafíos que enfrenta la OMC en medio
de las críticas contra la globalización: "Uno de ellos es cómo lograr
que los beneficios del comercio internacional lleguen a sectores amplios
de la población, en especial por efectos positivos en la generación de
empleo y bienestar social. Como lograr la OMC de la gente debería ser un
objetivo prioritario en la Conferencia de Buenos Aires", dijo.
"La
segunda cuestión se relaciona con los necesarios puntos de equilibrio y
de convergencia entre reglas e instituciones globales, y las múltiples
modalidades de acuerdos preferenciales regionales e interregionales. De
lo contrario será difícil evitar la fragmentación del sistema comercial
internacional, con impacto en el orden mundial. Y la tercera cuestión,
es cómo generar reglas que promuevan la proyección al mundo de las
pymes, en especial, de los países en desarrollo."
Coincide el
subsecretario de Comercio Exterior, Shunko Rojas: "La Argentina tiene la
oportunidad de cumplir un rol de liderazgo en la construcción de un
sistema multilateral de comercio más fuerte, transparente y equitativo
que esté al servicio de la gente".
La necesidad de legitimación surge de un cuestionamiento al sistema que está a la vista de todos.
Toques de atención
"Trump
y el Brexit representan el fracaso del frente globalizador y la
percepción de que éste responde a los intereses de las corporaciones y
los bancos, lo que provoca una crisis de gobernabilidad", señala la
socióloga Alcira Argumedo, diputada nacional de Proyecto Sur, y
ampliando la mirada, coloca a la OMC dentro de un modelo neoliberal que
está repitiendo el ciclo de la segunda Revolución Industrial
(1870-1914): grandes desplazamientos migratorios provocan el ascenso de
liderazgos de derecha y conflictos bélicos que involucran a las grandes
potencias; "Trump es un llamado de atención".
El
economista Ricardo Rozemberg resalta que hoy no es claro el rol del
comercio como motor del desarrollo; "la elasticidad comercio-producto
(cuánto crece la economía cuando crece el comercio) se ha reducido; eso
es un indicio de que las cadenas globales de valor estarían teniendo
retrocesos".
"La globalización y sus reglas están cuestionadas por
la sociedad, y también por los nuevos líderes", agrega Diana Tussie,
directora del área de estudios internacionales de FLACSO. "Una OMC que
eventualmente sea percibida sólo beneficiando a grandes empresas de los
países más desarrollados, no facilita el necesario apoyo social al
sistema del comercio mundial" advierte Peña.
Incluso en el
Ministerio de Relaciones Exteriores argentino, a cargo de la
organización del evento, se comparte la preocupación: "se verifica un
aumento de la retórica anti-globalización, a la vez que las medidas
proteccionistas van en aumento. Todo ello lleva a tener que redoblar los
esfuerzos en procura de resultados concretos para la Ministerial de
Buenos Aires que demuestren que la globalización y el comercio
benefician a todos y no sólo a unos pocos, que es inclusivo y que el
"desarrollo" de los países es el centro y el objetivo principal de toda
negociación en la OMC", enuncia en una declaración oficial. "Lo que se
pretende con esta conferencia es seguir en la línea de las últimas dos:
Bali (2013, con el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio), y Nairobi
(2015, donde se adoptó el compromiso de eliminar subsidios a la
exportación agrícola). La de Buenos Aires debería continuar en esa
senda, particularmente en sectores que, como el agrícola, aún se
encuentran bastante rezagados respecto a otros (como el industrial)."
Otros
temas a discutir incluirían subsidios a la pesca, la facilitación del
comercio de servicios, y el comercio electrónico. "Hay alguna propuesta
sobre barreras no arancelarias también", observa Cima.
Un capítulo
menor, que podría generar atención, es la eliminación de aranceles para
la importación de tecnología ambiental. Se está negociando un acuerdo
plurilateral (es decir, que no todos los miembros de la OMC participan
ni están obligados a negociar), que posiblemente esté cerrado antes de
la conferencia, pero se anuncie en Buenos Aires.
Las expectativas
deben ser moderadas: "estas reuniones no dan muchos resultados
concretos, sino un impulso a un proceso incremental, un programa de
trabajo; nadie espera el gran acuerdo global", explica Tussie. "Si uno
pensara en riesgos, es lo que pasó en Cancún en 2003, que fue un
fracaso: cerró sin avances por los desacuerdos dentro de la reunión. En
ese sentido, Trump viene diciendo que estos organismos no sirven;
seguramente no la va a sabotear, pero quizás le reste peso".
Fuente: Lanacion.com.ar
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