Como todo proceso, la decisión de vender al exterior requiere de una preparación previa si se quiere tener éxito; el papel de la información.
Para exportar antes hay que planificar, y en ese
proceso, lo primero es hacer un análisis de mercado: ¿dónde ofreceré y
venderé mi producto?
La elección del mercado es clave y para
elegir bien es necesario hacer una investigación de mercado previa que
permita saber si el producto es competitivo en el sitio elegido, conocer
los potenciales competidores y el comportamiento de la demanda.
Una
vez en destino, la empresa deberá cumplir con los requisitos de dos
"públicos" diferentes: por un lado, las regulaciones legales que imponen
las autoridades, y por otro, las demandas de consumidores cada vez más
exigentes no sólo en cuestiones relacionadas con el aspecto exterior de
un producto, como el packaging o su presentación, sino con los
estándares de calidad, normas sociales y ambientales.
Es
fundamental que el exportador se informe sobre las regulaciones
aduaneras en materia de importaciones que rijan en el país de destino
para evitar que sorpresas de última hora al momento de nacionalizar la
mercadería se transformen en pérdida de tiempo y dinero. Es tan
importante conocer las barreras arancelarias como las no arancelarias.
Comparto
una breve anécdota a modo de ejemplo. A fines de 2008, una empresa
exportadora de productos alimenticios gourmet que tenía un cliente en
Alemania, recibió una orden de compra que, entre otras cosas, incluía
"Yacaré en escabeche". El exportador averiguó desde la Argentina las
condiciones de ingreso y confió en la información que le dio el
importador, pero éste omitió un detalle importante: en esas condiciones,
el Estado prohibía el ingreso de ese producto. Cuando llegó el
embarque, la aduana de destino decomisó la partida de "Yacaré en
escabeche", la destruyó y la empresa tuvo que pagar una multa de 500
euros.
Otro aspecto importante a tener en cuenta antes de cerrar
un trato con el exterior es analizar si nuestra empresa tiene la
capacidad de afrontar el volumen de productos pedidos, sostenerlo en el
tiempo, y cumplir con las entregas en tiempo y forma.
¿Cuáles
son las restricciones que pueden dificultar el ingreso de mi producto
en el país de destino? Hay una serie de modalidades diferentes, entre
otras:
Derechos Ad-Valorem. Se trata de
un porcentual del valor del producto en aduana. Se calcula con la base
del valor de la factura. También están los Derechos específicos, que se
expresan en términos monetarios, volumen o por unidad de medida.
Prohibiciones.
Este es el nivel más restrictivo. Determina las mercaderías que no
podrán importarse en el país de destino o exportarse en nuestro país
bajo ningún concepto.
Autorizaciones
previas. No impiden la importación en el país de destino pero exigen un
permiso oficial previo a efectuar la exportación.
Impuestos
internos del país de destino. Es otro aspecto a tener en cuenta. Cabe
destacar que cuando ingresa un producto a un país, el mismo es tratado
en ese mercado del mismo modo que los productos locales. Si el sistema
tributario determina tasas diferenciales en función del origen
extranjero del producto, se está en presencia de una barrera no
arancelaria.
Cupos o cuotas de
importación. A la hora de exportar un producto también tenemos que
averiguar si no existen los mismos. Estos permiten durante un plazo
determinado el acceso al mercado de un volumen específico del producto
(ya sea en unidades físicas o en valor). Superado el mismo, el producto
es sometido a condiciones más gravosas o directamente se prohíbe su
acceso.
Restricciones cambiarias. En
el país de destino también se pueden imponer este tipo de medidas a fin
de controlar la salida de divisas. Algunos países realizan controles de
importación en función del tipo y origen de los productos estableciendo
tipos de cambios diferenciales que afectan la cotización del producto.
Cláusulas
de salvaguardia. Los países pueden aplicarlas como medida de urgencia
contra las importaciones de determinados productos. Se emplean durante
el período necesario cuando se considera que las importaciones producen o
amenazan con causar daño grave a la producción de la industria
nacional. Estas pueden consistir en un aumento del derecho de
importación, entre otras.
Por último, otra de las cuestiones por definir será qué medio de transporte es el más conveniente para concretar la venta.
Al
momento de hacer esa elección es conveniente considerar las
características del producto a exportar, su peso y volumen, las
distancias al punto de carga, la aduana de despacho, la distancia al
país de destino, el costo del flete, y los servicios e instalaciones en
destino.
La elección del medio de transporte responde a criterios
de rapidez (plazos de entrega) y seguridad (exigencias del producto) que
el importador requiera, ya que no es lo mismo un producto alimenticio
que una máquina.
Así, en la ecuación se evaluará si conviene
utilizar transporte marítimo (más lento pero más económico, se adapta
bien para envíos de grandes volúmenes), aéreo (el más rápido pero
también el más costoso, se utiliza especialmente para productos
perecederos o de gran valor agregado), o algunas de las opciones del
transporte terrestre como el camión o el tren, que suelen utilizarse
para operaciones con países limítrofes.
Fuente: LaNacion.com.ar
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